¿Dolor de espalda mientras conduces?

El dolor de espalda aparece sin previo aviso, y cuando lo hace no es fácil librarse de él. Existen una serie de medidas para evitar que éste aparezca. Conocerlas puede hacer de la conducción algo mucho más agradable, especialmente en largos trayectos.

En primer lugar, hay que pararse a pensar en la manera de tomar asiento en el vehículo. Parece un ritual de lo más sencillo y sin importancia, pero hasta la forma de cómo entramos en el coche influye en la postura que uno adopta. El truco está en dejarse guiar por las caderas, en lugar de dejarse caer en el asiento.

Además, la forma en cómo está puesto el asiento también influye: la inclinación perfecta del mismo deberá estar entre los 15 y 25 grados, y la altura tendrá que rondar los 30 cm entre el suelo del coche y la parte superior del asiento. La cabeza deberá estar a 5 cm del techo. Por último, es aconsejable no hacer uso de los objetos traseros hasta que no se haya desocupado el vehículo, para evitar malas posturas o un giro inadecuado.

¿Y el volante?

Una vez hayamos acomodado correctamente el asiento, hay que asegurarse de que el volante permite tener el margen necesario para moverse cómodamente en el interior del vehículo. Además, los brazos tienen que formar un ángulo de 90 grados a la hora de agarrarlo, sin necesidad de despegar la espalda del asiento.

También, es importante tener suficiente visibilidad con los retrovisores a la hora de iniciar la marca. Si no es así, habrá que ajustarlos bien y evitar inclinaciones para ver a través de ellos. De tal manera que se erradican los giros bruscos con el cuello.

Por otro lado, el reposacabezas tiene que estar bien regulado, ya que en caso de accidente se puede sufrir un latigazo cervical. Éste tiene que estar a la altura de los ojos. Los expertos recomiendan no tener la cabeza apoyada en él durante la conducción, sino más bien a 2cm de distancia.

El tener en cuenta todos estos detalles hace que el dolor de espalda no aparezca, o que tarde más tiempo en hacerlo. Además de conseguir una mayor visibilidad, y que el cinturón de seguridad sea más eficaz. A veces, los pequeños detalles son los que evitan los mayores disgustos.

El dolor de espalda aparece sin previo aviso, y cuando lo hace no es fácil librarse de él.

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